Me han retado.
Me han retado.
Era una niña, calculo de unos 6 años, en bici. Iba con su padre.
Yo iba corriendo, y se me ha puesto al lado. Me ha mirado, desafiante, pero divertida y las dos nos hemos entendido: “¿Una carrera”?, decÃan nuestras miradas.
Sonrio, acepto el reto, aunque sin intención de apretar. Al llegar al semáforo ha dicho “¡He ganado!”, mientras su padre ponÃa en duda la legitimidad del triunfo.
Unos metros más adelante, nos volvemos a encontrar. Esta vez la miro, y soy yo quien la reta. “¡Venga!”, le digo, y aprieto el paso. Se queda rezagada, protestando, oigo las risas de su padre que la anima a alcanzarme.
Me ha gustado comprobar la competitividad de una niña, pero no podÃa dejarme ganar.
En ese momento, yo también he sido niña.