Dorsales para la alegrÃa
Mi particular crónica de la Behobia – San Sebastián, 13 de noviembre de 2011.
Hoy me he puesto un dorsal para la alegrÃa. Un trozo de papel enganchado a mi pecho. Pone un número y pone mi nombre.
El número no significa nada, como todas las cifras que me rodean hoy: minutos por kilómetro, ritmos, posiciones y parciales. DÃgitos sin más sentido que el que uno le quiera dar.
El nombre hoy lo significa todo. Cada vez que lo oigo es un “Tú puedesâ€. Quiere decir “Luchaâ€. Me dice “Ãnimoâ€. Me grita “Creemos en tiâ€. Mensajes de voces anónimas que se levantan misteriosamente inconfundibles desde el bullicio que no cesa, para llegar exactamente hasta mÃ.
Durante 20 kilómetros me golpea un sol severo en la cabeza y toda la energÃa que me mandan miles de personas por si acaso a mà se me acaba la mÃa. Sufro, pero no puedo parar, hoy no. No puedo defraudarlos.
Hoy un trozo de papel significa correr con la piel de gallina. Y temblor en las piernas. No me fallan las fuerzas, es que mi cuerpo y mi cabeza quieren llevar ritmos distintos.
Ay, mi cabeza. Esa también corre, pero es otra carrera. Tiembla minuto a minuto, martilleada por momentos pasados, y alimentando momentos futuros, sintiendo que en cada paso se fulminan sentimientos y se cambian por unos nuevos. SonrÃo aunque tengo ganas de llorar.
Avanzo metros, caras borrosas y aplausos. Al fondo veo la meta. El griterÃo es ya ensordecedor. Me da una pena terrible terminar, quisiera alargar este momento. Bajo el ritmo el último kilómetro, asimilando con cada órgano de mi cuerpo el momento irrepetible que estoy viviendo. Tiemblo, rÃo, lloro. ¿La felicidad se parece a esto?
Cruzo la meta y la alegrÃa se me desborda por los poros igual que el sudor. Miro en mi reloj una de esas cifras que, en realidad, no quieren decir nada.
En mi cabeza espero que de repente el ruido pare, después de la catarsis, pero no lo hace. Se alarga flotando unas cuantas horas por encima de mà y me acompaña hasta casa junto con una medalla que me recuerda que lo conseguÃ.
Y con un trozo de papel. Uno de esos dorsales para la alegrÃa.